viernes, 5 de agosto de 2011

Almagro

Estaba pensando cuando me di cuenta de que hay muchas cosas que son para el verano. El teatro al aire libre, sin ir más lejos y conciertos a la luz de las estrellas. 
Para disfrutar de teatro clásico del bueno tienes que estar en Almagro. Cada año el Festival de Teatro Clásico se identifica con un ilustre autor teatral. Hace algunos años que estuve y el Festival era de Lope. El siguiente fue de Calderón.
Es suficiente con estar allí una semana aunque el Festival dura un mes. Llegas en autocar de línea desde Madrid y regresas en tren hasta Atocha, o viceversa. Si vas con tu propio coche aprovechas para hacer turismo por los campos de Calatrava. Estuvimos hospedados en un hotelito con encanto situado a las afueras del pueblo y en la misma carretera de Bolaños. Hay un rato de andar hasta el centro de la Villa lo cual tampoco está mal porque te permite una última charla con la compañía que lleves y siempre que no hagas el camino en horario prohibido por la climatología. Si quieres sobrevivir tienes que imitar el tipo de vida de los de allí. Hay unas horas centrales donde no hay vida fuera de las casas y otras horas donde sólo hay vida fuera de las casas. Tienes hospedaje alternativo del que recomiendo el Parador, la Posada de los Caballeros y la Casa del Rector. El aire acondicionado es imprescindible porque a ciertas horas el calor es tal que se te puede derretir la sesera metafísica y parte del cuerpo físico en un intento por sobrevivir.
De buena mañana la vida se concentra en la plaza mayor, esquina con el ayuntamiento y la casa de loterías y quiosco de prensa todo en uno. El Bar es de  D. Fucio en plena plaza mayor y a la sombra de la iglesia y convento de San Agustín que también hace esquina. Este convento del siglo XVIII, sin culto en la actualidad, se dedica a exposiciones no permanentes con interés teatral. El desayuno consiste en un café con leche, zumo natural de naranja, pan tostado con aceite y queso manchego de la tierra para que cuando termines puedas chuparte los dedos. En esta misma calle de San Agustín se encuentra la única farmacia del pueblo y seguidamente la biblioteca municipal. Sigues andando y a mano izquierda se encuentra el mercado municipal que tienes que visitar por lo de pintoresco que tiene. Un poco más lejos y a mano derecha está el Teatro Municipal, único que no se encuentra al aire libre, y desde donde se gestionan todas las entradas que la gente compra muy anticipadamente o te quedas sin ver teatro. Construido en mil ochocientos con planta elíptica y tres alturas. Sigues por esta misma calle y a unos pasos está el Patio de los Fúcares del siglo XVI. Sobrio. De dos plantas. Con un patio interior cuadrado formado por arcos de medio punto y que fue adquirido por el Ayuntamiento para albergar la sede de la Universidad Popular de Almagro y  la UNED o Universidad a Distancia y uno de los espacios escénicos del Festival de Teatro Clásico. Aquí pude contemplar la obra "Los sueños de Cosme Pérez" de la que guardo el más grato recuerdo que ahora mismo podáis imaginaros. Llegando al final de la calle San Agustín se encuentra el antiguo hospital de San Juan. Tiene una sala rectangular grande donde antes se acomodaban - a ambos lados- los camastros de los enfermos y dónde ahora dedican el espacio a exposiciones y conferencias así como talleres diversos. Las habitaciones y dependencias de los frailes son ahora oficinas municipales. Anexo a todo esto hay un gran jardín y un patio interior que todo junto forma uno de los lugares escénicos más grandes al aire libre y con mejor acústica de todo Almagro.
La plaza mayor es rectangular con soportales en la planta baja y dos alturas. Justo en la mitad de esa plaza está el Corral de Comedias único edificio completo e intacto que queda en todo el mundo de nuestro siglo de oro. Inicialmente era un edificio para alojamiento de viajeros. Reconvertido en sala de comedias y divertimento de la soldadesca cuando venía a descansar desde Flandes. En ella se  iniciaron autores de la talla de Lope de Vega o Tirso de Molina. Adquirido por el Ayuntamiento se trata de un edificio rectangular con soportales en la planta baja y dos pisos de galerías. Quiero destacar, para terminar, un edificio en el lado norte de la Plaza Mayor del siglo XVI. Residencia de frailes legos y caballeros de la Orden de Calatrava. Residencia del Gobernador de Almagro. Cuartel de Caballería, y un largo etcétera. Hoy es sede del Museo Nacional del Teatro Clásico. Hay mucho más. El que quiera conocerlo ya sabe dónde ir. Como dice la gente de teatro, mucha mierda.
En verano, decía al principio, los conciertos al aire libre se suceden. Todos los años Los Valldemossa actúan por la noche con sus "moments d'estiu". Buenísimo y novedoso como siempre por el tipo de canciones que se interpretan. La nostalgia sobrevuela el anfiteatro en este entorno idílico que caracteriza el pintoresco pueblo de Valldemossa. Ellos con la auto estima por las nubes después de recibir todos los reconocimientos de su pueblo.
Con la flauta de Tomeu Estarás y la voz de Geni Tobin. Hace poco que la vida de Tomeu se apagó y su flauta ya no volverá a sonar.
Otro de los clásicos es Pablo López de Andraitx. Su piano y su voz. El lugar acompaña y la noche también. El título no puede ser más sugerente a la vez que real, "a la llum dels estels". Un recorrido por la noche mallorquina veraniega de todos los que estábamos. Un recorrido por las emociones y los sentimientos que la noche conlleva y evoca a cada uno. Pablo volvió a echar mano de la magia y nos menguó o anuló el sentido de la vista, el gusto y el tacto. Con los dos que nos quedaban nos bastó para lo que se pretendía; que fuera la luz de las estrellas y algunas velas y antorchas las que se aliaran con la música y sus canciones. Es más, en una esquina del patio de armas del Castillo de Son Mas había un fuego encendido que de forma prodigiosa dejaba escapar distintos olores que cada cual mezclaba mentalmente con la música y cuyo resultado final fue una vuelta a la niñez, a la infancia, a la adolescencia, a la juventud y a la edad adulta. Con un público entregado y agradecido se  estableció una reciprocidad. La silueta de Pablo moviéndose por el escenario interpretando con galanura dejaba entrever su entrega y la pasión que pone a lo que hace. El pianista decía tanto con sus movimientos contorsionistas como por los acordes que sus manos le arrancaban al piano. Sólo tenía cara y brazos, el resto se lo había tragado la oscuridad.
Un repertorio coleccionado con inteligencia y trabajado al detalle. Todo un festival que lo graduó con matrícula de honor. El acto fue seguido intensivamente y en penumbra. Tuvimos que echar mano del oído y del olfato y fue toda una experiencia novedosa que no será fácil olvidar. Los aromas se mezclaban en el aire con las notas musicales y el canto y Pablo consiguió el efecto deseado. El tiempo que duró fuimos transportados a nuestra infancia con canciones de cuna, a la adolescencia con las "paraules d'amor" de Serrat, a la juventud con "amanecí en tus brazos" que me estremeció y canté con él esta canción que habré escuchado cientos de veces de la voz de Mari Trini.
No fue una interpretación sencilla o simple. Los numerosos factores que influyen e intervienen en una obra escénica como esta requiere de una actitud activa por parte del espectador menguado de algunos de sus sentidos, en penumbra, para activar sensaciones y estimular impresiones y sentimientos. El planteamiento musical fue hábil porque siguió escrupulosamente el hilo conductor de todas aquellas cosas buenas o malas que evoca la noche. Repertorio variado para no cansar. Menos lírico que en otras ocasiones y los aromas que salían de la hoguera y que el aire esparcía por todo el recinto facilitó que cada uno recordara sus buenos momentos pasados a la luz de las estrellas.
Las voces, la música, los olores, la oscuridad de las noches de verano mallorquinas. El público ovaciona esa cultura nocturna de dónde sea y luego la recuerda. Salud.