sábado, 30 de julio de 2011

Julio

Hoy toca hacer balance. Terminamos Julio, mes típicamente veraniego, aunque no lo parezca porque el tiempo no acompaña. Hemos batido récord de entradas y de comentarios. Se han añadido seguidores nuevos, otros siguen en stand-by -se supone que están, no se si leen, pero no comentan- y otros simplemente han desaparecido como Sito de Joferma. Si alguien sabe de él que lo diga.
Hace año y pico que empezó la aventura literaria bloggera -con dos ges- y lo hice con un entusiasmo inicial que no ha decaído sino, bien al contrario, va a más. Nunca pense que este subgrupo literario casi abstracto llegara a tanto. Incluso creo que con moderado éxito. Se ha publicado prácticamente de todo analizando acontecimientos y criticando a los políticos y al clero. Creo que no se ha tocado el tema fútbol y el tema mujeres. Habrá que revisar este extremo porque no puede ser. O si. Vete a saber.
Ando enfrascado en seguir una telenovela. Me viene de pequeño. En casa se escuchaban por la radio en familia -ses rodalles- o mi madre y sus vecinas mientras remendaban. Luego, al terminar cada capítulo, se arriesgaban a aventurar lo que pasaría en el próximo capítulo. Llegaron las fotonovelas que pasaron sin pena ni gloria. Llegó "estudio uno" y fue la revolución. Obras maestras vistas en cinco días, en blanco y negro y con los mejores actores y directores del momento y unos decorados de película americana. Una gozada de la que guardo gratos recuerdos. Luego vinieron las series de las que destaco una, "crónicas de un pueblo". Estuvo en antena desde Agosto de 1971 a Febrero de 1974. Obra maestra dirigida por Antonio Mercero y con reparto, a partes iguales, de la boticaria, el maestro, el cartero, el cura, el camionero, el alguacil, el alcalde y el sargento de la guardia civil. Recibió un premio ondas al mejor programa cultural, un TP de oro y una antena de oro al programa más visto. Me jode muchísimo tener que reconocer que la idea original -y por tanto propietario intelectual- de dicha obra maestra fue del entonces vicepresidente del gobierno Almirante Carrero Blanco. Quería difundir las leyes fundamentales del régimen y lo consiguió emitiendo la serie en la única televisión y el único canal que en aquellos momentos había. La cuestión es que enganchó al público y a mí entre ellos. No se si tendrá algo que ver con el éxito de la serie pero debo recordar que el propietario intelectual fue el primer ser humano en conducir un coche volador. Estas son las series que tendrían que reponer en verano y no esos bodrios americanos que provocan vomitera e insomnio y que son los responsables de que se hayan disparado las ventas de orfidal.
Esta manía que tengo de hablar y no parar hace que se me vaya el santo al cielo porque yo quería hablar de una serie que me tiene enfrascado ahora mismo. El Secreto de Puente Viejo. Pequeño pueblo situado en alguna parte de la España oculta, en tiempos de Fernando XIII y cuando los picoletos todavía vestían traje de gala todo el año. Mujer terrateniente rica y mala al estilo madrastra Disney. Viuda, con hijos que no la soportan y tantos problemas como su maldad le puedan crear. El dueño del hostal y casa de comidas es tan bueno que los guionistas le han creado un tumor cerebral, lo han operado y me lo han dejado ciego. El médico, que se le supone serio y responsable, está de la olla y se pierde en su patología mental. Los Castañeda son una familia avenida y ejemplar que sobrevive a todo -de momento-. El cura apunta maneras de moderno y soluciona todos los problemas de los feligreses con una frase: "los caminos de dios son inexcrutables" y asunto rsuelto. Hipolitín pasa por ser el débil mental de la historia y al mismo tiempo resulta ser el más sensato y cuerdo aunque pelín patoso. El hijo del alcalde tiene un amor platónico con una mujer de las que no existen y que se pasa el día entre fogones y ayudando a quién sea a lo Sor Teresa de Calcuta. Quien se supone que es la protagonista es jóven, madre soltera, analfabeta y comadrona y, más tarde, esposa del médico psicópata.
En estos momentos la serie ha superado los ciento quince capítulos y se va haciendo cansina con un poco de más de lo mismo todas las tardes y que va camino de ser historia por falta de audiencia y ésta por falta de interés. Veremos en qué acaba. Empezaré agosto con Cervantes. Salud.