sábado, 19 de marzo de 2011

Cien

Mil veces me vino el deseo de volver a escribir el Quijote y dejar constancia de vos y de vuestra fama en el mundo en alguno de sus capítulos. Mi pensamiento, de aquí en adelante, estará en el qué dice y en el cómo lo dice. Harto fácil lo tenéis por la abundancia de cosas de interés que acontecen. Veo que no es deseo de alcanzar fama lo que os mueve a escribir, bien lo se. Os satisface el gozo por la escritura y la literatura. Os habéis puesto ciertos límites críticos que os han movido hacia el extravagante mundo de la caricatura. Vuestra generosidad creadora necesita de una lectura sosegada ante tal abundancia de ingeniosas entradas y que cada una, en sí misma, produce una impresión distinta que es lo que se espera de vuestra imaginación. Puede parecer cortesía pero es una continua necesidad de alimentar mi regocijo como lector.
Habéis mostrado valentía por haber llegado a cien entradas que es mucho decir y rápido pero vuestras voluntades no desaniman ni desfallecen en continuar. No se muy bien si esto es una celebración, es un argumento para escribir, un recurso poético y literario para llamar la atención, un defecto de vuestro egoísmo, quizás, o fuente de una turbadora eficacia provocadora. Tenéis que ser diestro incluso con la zurda. Otros enredos vendrán que despertarán vuestro interés y siendo como veo que sois, presto escribiréis entre burlas, ironías e ingenio. Seguid opinando pero sin ser cruel. Mostraos despiadado con los malnacidos y comprensivo con las mentes menguadas o infrautilizadas y sed simplemente ingenioso con aquellos temas o personas que ni fu ni fa. Llevad en vuestra imaginación sólo el deseo de escribir y de agradar. Lo demás no os tiene que importar.
Habéis llegado a cien con presteza. Tanta letra en apenas un año no es excesiva sino equilibrada y demuestra confianza y habilidad con la pluma para describir cualquier aventura que atraiga vuestro interés. Con vuestros escritos habéis atacado y redimido que es propio de caballeros, hidalgos y gente de bien. No tengáis compasión con quienes han procurado disgustos a gente honrada pero usad siempre el juicio que es un aliado natural. No debéis sustentaros sobre dineros o maldades pues no son pilares de fiar.
Se que habéis recurrido a mi en varias ocasiones para salir airoso. Me habéis comprometido aunque no me molesta en modo alguno ya que conocéis de mi interés por colaborar en lo que sea menester siempre que el lector lo distinga como una función social abierta a quién tenga a bien practicar la sana lectura de este moderno estilo literario que se llama blog. Nada se ha escrito imprudentemente por lo que nada hay que corregir. Estoy satisfecho y en estos trances tan dignos no me quedaré en el embarcadero sino que navegaré con vos, da igual el tiempo que haga y el rumbo que toméis.
Estoy a vuestra disposición lanza en mano y daga en el cinto. Es un eufemismo que ya comprenderéis. Mis mejores deseos para cien entradas mas. Salud.