jueves, 7 de octubre de 2010

Cabreo

Hoy estoy cabreado. Muy cabreado. Cabreadísimo, y me sobran motivos para ello. Realmente es cierto que uno no puede luchar contra los elementos. Siempre encuentras a alguien dispuesto a joderte con lo que hace o no hace, con lo que dice o calla o como se comporta y mecagondena que lo consigue. Soy muy sensible y esto que suelo mantenerme al margen, pero incluso a cierta distancia me salpican y me ponen de los nervios. Pues a todos esos -que son demasiados- les piropeo con esta entrada.
Algunos son idiotas y otros lo practican. Se trata de especímenes pendientes de estudio de su comportamiento esperpéntico en un sentido ámplio de la palabra. Son un disparate de la naturaleza. Una aproximación a la estructura molecular humana. Improvisan su vida. Son pampurrios. Una ocasión perdida. Una adversidad en el tiempo. Son metástasis de la tontería. La relación intelectual entre ellos y el primer homínido catalogado juega a favor del segundo. Son seres unicelulares simples, facilones, faltones, inverosímiles que manifiestan procesos psicológicos
cognitivos de primero de primaria. Son fruto de un coito interruptus, o sea, de medio óvulo y la cola del espermatozoide. Estan sin desarrollar y por lo tanto son imperfectos y presumen de ello porque son verdaderos maestros de la imbecilidad. Viven en el mundo del disparate y del surrealismo y forman parte del club de la sonrisa del virus. Su vida es una permanente bacanal de la tontería con algunas ocurrencias nehandertales. Ningún manicomio les dejaría entrar porque les joderían la estadística. Son primarios en sus comportamientos, enfermizos, limitados en sus actividades cotidianas, en sus forma porque están anclados en el pasado y el presente nuestro sigue siendo su pasado y no tienen futuro. Irónicos y despectivos con sus semenjantes y vanguardistas de conducir sólamente con la marcha atrás. Su existencia es una tragedia para la humanidad porque interpretan, artísticamente, la movida retrógrada y rencorosa, la maldad, la ridiculez, el analfabetismo y la incultura. Estos elementos han sido creados por dios, sin lugar a dudas, desde el inicio de los tiempos -hace miles de millones de años- y así siguen porque no han sido agraciados por la evolución de las especies.
Algún día tendrán que escolarizarse y socializarse, aprender a leer y a escribir, a decir su nombre y aprender modales. Ahora que ya he despachado a gusto y he conseguido descabrearme parcialmente, sólo me queda desear que alguien les dé por el ojete interglúteo. Salud a estos herejes de la cultura y del sentido común.




Salud a estos herejes de la cultura y del sentido común