jueves, 23 de septiembre de 2010

Labordeta

"Habrá un día en que todos al levantar la vista veremos una tierra que ponga libertad". Preciosa frase Labordeta, no me extraña que la gente inteligente y de bien de tu tierra la quieran como himno de Aragón.
Fuiste un vitalista hasta la extenuación incluso en la adversidad. Entrañable allá donde fueras y que conseguiste meterte a España en la mochila y a mí también. La cultura ha sido tu bandera. Eras como un guía espiritual de lo culto para las conciencias colectivas y ahora, al dejarnos, dejas el trabajo a medias, sin terminar. Siempre tuviste un toque de locura que te permitía cierto grado de felicidad, de todo lo cual nos contagiaste. Dotado de la habilidad que te permite llegar a todos. Bueno, menos a los que tu ya sabes, aquellos que padecen una sordera cortical crónica y tienen el cráneo ahuecado. Estos de la derechona que se reían de tí, tu mochila y tu bigote porque son de pensamiento único y fácil y que sólo critican y nada aportan porque no hay más. No saben qué decir.
Mira Labordeta, tengo que agradecerte públicamente que hayas sido Labordeta, sin maquillaje ni complementos. Tu has sido el mejor intérprete de ti mismo. Un artista que se ha representado a sí mismo con pasión. Tu biografía me es conocida porque la he seguido con interés y aplaudo todos los premios que te han dado que son muchos, buenos e importantes. Pero hay uno que no. Te lo tengo que decir o reviento. La medalla de oro de la SGAE. Joder Labordeta que esto no se hace, devuelvela en cuanto puedas. La verdad no se en qué estarías pensando este día. Es un club de mangoneadores y este tipo de gente no son como tu. Lo dicho, haz el favor de devolverla.
Hombre íntegro y auténtico y como tal un horizonte al que dirigirse. Un referente para los que nos gusta leer, escribir y luchar contra la injustícia social.  Maestro de la ocurrencia y cazurro como buen aragonés. Han dicho que eras demasiado sincero para meterte en política. No es verdad. Fuiste un superviviente y un damnificado. Todavía retruenan en el congreso aquellas palabras que pronunciaste desde la tribuna de oradores en el hemiciclo de la cámara baja. Tú y tu bigote con una cara de cabreo y de mala leche porque la bancada de atapuerca hacía ruido para que no pudieras hablar "a ustedes les jode que podamos hablar aquí; es verdad, ¡coño!, ¡a la mierda!, ¡joder!". Sublime. Yo he padecido la censura con Don Francisco y ahora que estamos en un pais libre quiero expresarme con total libertad. Como tu.  Y se reían como si de un piropo se tratara. Animalitos. Esta sesión bien valía una legislatura y te justificaba como político. Ahora que te has ido todo son halagos. Confunden el cinismo con ser politicamente correctos. Incluso han dicho de tí que eras una grán persona.
He visto por televisión la grán cantidad de gente de bien que ha venido a despedirte. Son muchos. Largas colas. Por algo será. Sepas que te han colocado en un lugar preferente del salón de plenos del parlamento de Aragón, y no te lo pierdas, lo han llamado "capilla ardiente". Qué cosas tan extrañas para un ateo. No entiendo nada de lo de capilla ni de lo de ardiente, pero que mas dá, tu a lo tuyo. Espero que no te hayan mandado al cielo. Yo no pensaba ir y te tengo ganas de una charla. Será mejor que procures estar en otro sitio. Allí arriba no se puede hablar con tranquilidad. Lo he leído.
Bueno, te dejo que se ha hecho tarde. Sabes de mi admiración por tí y si algún día voy por los pirineos, te recordaré. Descansa en paz Labordeta. Salud.