martes, 1 de junio de 2010

¡Y a mi... más!

La noticia es de las que llaman la atención. El otro día estaba en primera página de un periódico local, con extensión fotográfica y escrita en página interior y completa con todo lujo de detalles. A una señora se le ha caido el techo de su habitación encima, o casi y sufre unos rasguños, un susto y poco más.
Pero el título de la noticia no hace referencia al techo y a lo demás. No. El título es: "he descubierto que Dios me quiere mucho". Muy bien señora Josefa de 79 años y vecina de PortoCristo. Sepa que a mí me quiere más porque no he sufrido ningún percance digno de salir en las primeras páginas de los periódicos y eso que soy ateo confeso.
Lo que no sabemos es si "mucho" es suficiente o podría quererla un poco más. Le digo. He observado la foto periodística donde se ven varios tejados incluído lo que queda del suyo y sin ser un experto puedo apreciar que la teja es nueva a estrenar. Vaya, recien puesta. Supongo que le habrá pedido responsabilidades al picapedré que ha realizado tal chapuza a través de su abogado para pedir la correspondiente indemnización. Si el picapedré no quiere saber nada y se desentiende vaya haciéndose la idea de que Dios le quiere un poquito menos de "mucho".
Luego vendrá a visitarla un arquitecto municipal para pedirle papeles porque en el departamento de obras ilegales y demás festejos no les consta haber dado ningún permiso para chapuzas varias. Esto le costará una multa y una reflexión sobre la posibilidad de que Dios le quiera todavía un poquito menos que en el párrafo anterior de lo mucho del total.
Cuando quiera echar mano del seguro a todo riesgo de la vivienda que tiene suscrito vendrá un señor muy amable -este no quiere a nadie y no le quiere nadie-, lo llaman perito y le hará entender a las primeras de cambio que el seguro no puede hacerse cargo de una obra que presuntamete podría ser ilegal, por lo que Ud. tendrá que volver a pagar de su bolsillo las reparaciones pertinentes de "sa taulada". En este momento comprenderá que Dios todavía es capaz de quererla un poquito menos que el párrafo enterior de lo mucho del total. Fíjese que estamos en que casi ya no le quiere.
Ud. señora, con toda su buena voluntad, intentará que familiares, amigos, allegados y vecinos apechugen contribuyendo con los gastos -que para esto están- y comprobará, una vez más, que todos están muy ocupados, tienen deudas y gastos varios y no pueden colaborar. Llegado este punto es cuando le dará por llorar y pensar que Dios, realmente, no la quiere nada.
Señora Josefa de 79 años y vecina de PortoCristo, no pierda la fé. Salud.