martes, 18 de mayo de 2010

¡Soberbio!...Pablo López

El domingo pasado asistí a un recital lírico. Fue todo un acto heróico, en la razón de que este día y a esta hora estaba en juego un campeonato de liga y un master 1000 de tenis en Madrid defendido por Nadal. Pero valió la pena. Vaya si valió la pena. Una vez mas, Pablo López Martín, arropado por sus incondicionales, volvió a ponernos la carne de gallina para poder mantener los pelos de punta. No entraré a valorar detalles de organización y demás -que fueron excelentes- para no desviar la atención de lo verdaderamente importante.
Escenario sobrio. Sin complementos. Como debe ser. Recital ameno. Dividido en dos partes muy equilibradas y cada una de ellas con un entreacto a cargo del pianista José Carrasco, virtuoso como el que mas, que estuvo deslizando sus dedos sobre las teclas a modo de carantoñas, o como quien anda de puntillas para no molestar y que incluso se atrevió con la nocturna nº. 5 de Chopín. ¡Bravo maestro!
Estábamos advertidos de lo que pasaría. Un folleto rezaba bien claro que Pablo López iba a entregar al público parte de su vida profesional gracias a que él mismo había construido un deslumbrante programa desde su papel como cantante y sólo acotado por el tiempo. Así fue. Pablo, además de cantar, escenifica detalles, transmite, te llega, te absorbe, te manipula y entonces te entregas, porque él ya lo estaba desde el principio. El recital se hace excitante generando una llamativa creación interpretativa porque usa la técnica para cantar con inteligencia. Nos vemos en la obligación de procurar que esto tenga continuidad.
Todos hemos oído alguna vez que la música amansa las fieras. Bien, pues Pablo es un terapeuta musical. El pulso se ralentiza y te relajas para mayor disfrute. No es la primera vez que le oigo cantar y afirmo que tiene su estilo personal y lo desarrolla. Asume el reto. Sale a escena. Comenta el programa. Te cautiva con su elegancia y su forma de moverse por el escenario. Seguro de sí mismo y confiado en el pianista. Parece que te mira, no se si te ve, pero sabe que estás y canta para tí. Empieza a tejer esta sintonía entre él y el público y viceversa y se hace soberbio. No se puede pedir más. Situa al público en la posición más cómoda para la receptividad y lo consigue. Me sorprendió sobremanera la interpretación que hace de -qué partido- de la zarzuela Don Manolito. Muy por encima de Lola Flores en aquello que nos parecía imposible -cómo me la maravillaría yo-.
Programa muy completo con clásicos, ópera, zarzuela y canción española de la que destaco -Granada- por ser una de mis debilidades y que además ya te la había escuchado cantar -a capella- en un reciente viaje a Murcia. Entre todos le arrancamos dos o tres bises que , evidentemente, estuvieron a la altura de las circunstancias y que sólo les está permitido a "los grandes". En el folleto que he mencionado antes nos deseaba que la magia de estas grandes obras nos llegara. Puedes estar tranquilo porque nos llegó...y bién.
Siempre te he saludado al final de la función. Esta vez no pudo ser. Queda pendiente un apretón de manos de agradecimiento.